Dífuntos
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31/10/2011
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A María

El Día de los Muertos vendría bien para reflexionar sobre las cosas de la vida, si es que aún quedara algo de cerebro lógico en la humanidad. Pero estamos en la trepanación de los cráneos por el consumo. El consumo es lo que más atrae, muy por encima de las palabras y de las catástrofes. La sociedad del consumo es indirectamente proporcional a la posibilidad de vida perdurable en este planeta.
Anoche el firmamento estuvo cuajado de estrellas.Era el día en que, como cada año, el imperativo económico nos cambia la hora, tergiversando las leyes del tiempo.
Pude ver Júpiter y cuatro de sus grandes lunas a través de un pequeño telescopio. Uno debería mirar de vez en cuando el universo para dejar de lado la soberbia de quien cree saberlo todo o se vanagloria de su ignorancia.

Una vez destruida la Tierra iremos a otro lugar galáctico. Y, una vez allí, nos aprestaremos con renovado entusiasmo, a envenenar el espacio y el agua, y reanudaremos la propiedad privada y el colonialismo. Ese es nuestro principal conocimiento. Eso es lo que sabemos hacer. Y a eso vamos, cabalgando una minúscula lenteja por la inmensidad del cosmos.

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