Emblemas republicanos |
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18/09/2012 |
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La vida es un mar poblado de símbolos, alegorías y metáforas, entre las cuales escogemos (o nos vemos constreñidos a elegir) aquellos que ilustran nuestros sueños o la manera de estar en este mundo.
Entre los símbolos principales de representación están las banderas y sus colores, que constituyen alianzas, amistades o afrentas más o menos sangrantes.
Personalmente, no soy en absoluto proclive a la simbología épica en sí misma. Sin embargo, he de reconocer que, como se dice coloquialmente,“me apunto a un bombardeo”, pacífico, aunque no por ello menos beligerante, cuando se trata de ganarle una batalla al fascismo y sus innumerables variantes. Habidas o por haber.
A veces un signo (una firma) no vale nada. Internet está repleto de heterogéneas campañas con petición de firmas. Pero otras veces, cuando se dan las circunstancias adecuadas, una suma de rúbricas puede hacer justicia y apartar por un momento el escepticismo del desencanto.
Y esta es la batalla:
París era una fiesta el pasado día 25 de Agosto. Se conmemoraba el 68 Aniversario de la liberación de la ciudad de la ocupación nazi. La punta de lanza del ejército liberador fue la División Léclerc, “la Nueve” nutrida en buena parte por los combatientes republicanos españoles del exilio. Los tanques de la “Nueve” llevaban pintados los tristes nombres de las principales batallas de la guerra civil española. Por primera vez en 68 años, la bandera tricolor republicana ondeaba, con todos los honores, en este acto de celebración democrática. No tuvo presencia el actual pendón de España. En todo momento la rojigualda monárquica se identificó con el fascismo de Hitler y Mussolini. Sí estuvo presente en la ceremonia sin embargo, el embajador español, que tuvo que tragarse el sapo de esa soberana incongruencia: representar a un reino cuya bandera no era la suya, sino la “otra”.
En su discurso, el presidente francés, François Hollande, no escatimó adjetivos elogiosos, destacando el sacrificio antifascista de estos combatientes republicanos y lo mucho que hicieron por Francia. También fue elocuente el alcalde de París. Ambos expresaron su pesar de lo mal que, en general, se había comportado Francia con los refugiados, tras la victoria franquista. Muchos combatientes quedaron sepultados en suelo francés. Otros, considerados apátridas a instancias de Franco y Hitler, fueron conducidos a los campos de exterminio como Mauthausen.
Aparte de la actual predisposición francesa a hacer justicia con la memoria y la verdad, para lograr que la tricolor ondeara en París fue necesaria la ayuda de miles de firmas.
Estas firmas fueron recogidas, precisamente, con el objetivo de que se hiciera justicia con esta página de la historia. Forzoso es de señalar que, durante casi siete décadas, ha habido no poca ambigüedad, por parte de las instituciones y los ciudadanos galos, a la hora de aceptar plenamente la participación heroica de los combatientes republicanos españoles en la derrota nazifascista. Ahora ha comenzado el tiempo de la enmienda.
En estos momentos, tras el logro de izar la bandera tricolor en el acto del ayuntamiento de París, las asociaciones dedicadas a esta labor se han dirigido a la Presidencia de la República, con el fin de conseguir el reconocimiento pleno de la lucha antifascista de estos compatriotas. Y para ello, de nuevo, pretenden el respaldo de las firmas de aquellos que simpaticen con esta idea y el ideal republicano.
La petición está en este blog:
Firmas combatientes republicanos
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